lunes, 21 de febrero de 2011

SIGAMOS RECORDANDO

Leyendo la prensa este fin de semana, ha caído en mis manos una estupenda columna de Mercedes Barrado. Su primer párrafo me ha hecho reflexionar, por cuanto, de algún modo, creo que todos nosotros nos identificamos, ya sea en mayor o en menor medida. Aunque inicialmente parece cargado que nostalgia (que también), lo que en realidad aflora tras una lectura más detallada, es su planteamiento sobre la necesidad de reflexionar sobre la propia vida.
A continuación inserto el texto, a ver qué os parece.
“Que levante la mano quien no haya deseado por un momento volver al instituto para pasar una tranquila mañana de clases. Mañanas que se hacen muy largas, también es verdad, demasiado largas cuando se tiene el único propósito de disfrutar de la vida, ganas de pasear bajo el sol y pensar en cosas más interesantes que los libros de texto. Pero, a veces, apetecería volver, disimulándose tras el compañero para evitar que te pregunten y dejando pasar el tiempo mientras se oye perorar a los profesores y se mira una pizarra, cuyo contenido no siempre se entiende”.
¿No es eso lo que desearíamos estar haciendo nosotros ahora, aunque sólo fuera un ratito?
Sigamos con la búsqueda de nuestros recuerdos.

PD. Ya está enlazado el blog en mi perfil de Facebook.

1 comentario:

  1. La etapa de nuestra Universidad Laboral, nuestro Instituto, supuso un verdadero revulsivo para nuestras vidas. En nuestra adolescencia, nuestros 14 años, el salir de la protección familiar directa supuso una verdadera revolución anticipada, pues mientras muchos de nuestros paisanos no conocieron las fronteras de mas allía de nuestros pueblos hasta el servicio militar, cuando a nosotros nos tocó hacerlo ya los sabiamos todo, todo lo relacionado con el compañerismo, con la amistad, con las habitaciones, comedores y duchas colectivas, con el espíritu de equipo, .... Aquellos años de internado, aparte de habernos dado la oportunidad de estudiar, cosa que si hubieramos permanecido en nuestros pueblos no hubiera podido ser, nos enseño a ser independientes y autosuficientes. Aquello nos enseñó a ser hombres, sin dejar de ser niños.

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